A menudo nos encontramos con niños y adultos que presentan una buena vista, es decir un 100% de agudeza visual, pero una mala visión.
Es por tanto sinónimo de una mala lectura, de dificultad en la comprensión, de fatiga en las tareas de visión próxima, de una incapacidad en mantener durante un breve espacio de tiempo tareas de lectura y escritura, etc.
Es decir, que teniendo una vista del 100% sin embargo su visión es deficiente y poco efectiva. Por lo que podemos decir que la vista es un componente fundamental de la visión, pero no el único. Tenemos pacientes con una vista / agudeza visual de un 50 ó 60 % y sin embargo su comprensión lectora y su rendimiento en visión próxima llega al 100%.
Del 75 al 90% de la información que recibe el niño al aprender, lo hace a través de las vías visuales, dado que el proceso de aprendizaje está relacionado muy directamente con la visión. Por lo que si hay presente algún problema visual, el niño no será capaz de desarrollar todo su potencial. La visión nítida es importante para que el niño pueda aprender en el colegio, pero además, hace falta que desarrolle una serie de habilidades visuales como son, la visión binocular, unos movimientos oculares precisos, una buena percepción visual, un buen enfoque, una buena fijación, una buena visión en estéreo, etc. Así pues, si el niño no desarrolla estas capacidades visuales, su capacidad de aprendizaje y su rendimiento, se verán seriamente afectados.
Es muy importante que se incluya el examen visual como una parte más del control al niño que está teniendo problemas de rendimiento y fracaso escolar. Uno de cada cuatro niños en edad escolar sufre algún problema de visión que afecta a su aprendizaje.
No olvidemos que los problemas de visión sin solucionar tendrán un impacto en el niño, que determinará en gran medida su futuro.