Dislexia

En los últimos años se ha relacionado la etiología disléxica con un trastorno viso-perceptivo, que afecta a la lectura y algunas veces a la escritura. Por lo que el procesamiento de la información visual puede ser considerado como un factor más de la etiológia en la dislexia.

Los movimientos oculares (seguimientos y sacádicos), las fijaciones visuales, el procesamiento de la información visual, la dominancia ocular (sensorial, motriz y directora), la facilidad y la velocidad de codificación de la información, la visión periférica, son suficientes para relacionar la dislexia con una alteración de estos procesos, si bien se puede decir que bajo la denominación de dislexia de desarrollo, se estén escondiendo un amplio número de diversos síndromes.

Dislexia Optometría Ricardo Caro

Dada la específica sintomatología del disléxico, inversión de letras, lectura en espejo, leen más lento, no relacionan las letras con los sonidos, rotación de sílabas, dificultad en la lectura comprensiva, dificultad a la hora de realizar problemas matemáticos, dificultad en asociar una idea con símbolos, dificultad para mantener el ritmo en la lectura, etc… han hecho que deba considerarse un tratamiento MULTIDISCIPLINAR, (psicólogo, logopeda, optometrista, etc.) y que la TERAPIA VISUAL sea un punto más de apoyo para solucionar el trastorno en el procesamiento visual de los disléxicos.

El niño disléxico debe VER, TOCAR Y APRENDER, hay que demostrar, contrastar y enriquecer las vivencias. Y es una condición que no tiene por que afectar al éxito en los estudios, trabajo, etc. del sujeto, solamente requiere de un apoyo especial en el periodo de aprendizaje del niño, de ahí la importancia de un diagnostico precoz. El niño que después de medio año de alfabetización no es capaz de mantener el nivel de su clase, debe ser estudiado para su diagnostico, antes de que aparezcan otros factores emocionales que enmascaren su problema.

La Dislexia y los movimientos oculares

Se ha demostrado que los lectores deficientes presentan movimientos sacádicos y seguimientos oculares deficientes, regresivos, inconsistentes, retrasos, anticipaciones, etc.

Esta alteración en los movimientos oculares son un efecto y no una causa de la deficiencia lectora. En los disléxicos estas alteraciones en los movimientos oculares, se mantienen tanto en las tareas de lectura como en aquellas que no implican tal destreza. Es decir que tales disfunciones se presentan en los disléxicos de tipo viso-espacial.

La Dislexia y la dominancia ocular

Esta relación lleva siendo estudiada a lo largo de los últimos años, manifestando que el problema reside en una dominancia cruzada o en una falta de definición de la dominancia ocular. Cuando los ojos convergen para la visión próxima, la posición de cada ojo es diferente y consiguientemente también la imagen generada en las retinas. Por tanto al enviar cada ojo señales diferentes pueden hacer que la localización y posicionamiento del objeto sea difícil. Para evitar esta confusión aprendemos a interpretar las imágenes extrafoveales (retina periférica) de posición del ojo dominante y que el éxito en el desarrollo de este hábito es particularmente importante en la lectura.

La representación duplicada de la forma visualizada y de los movimientos oculares que intentan focalizar la imagen en ambas cortezas visuales, aumentan la posibilidad de que se produzcan dificultades de asociación entre las señales retinianas y las oculomotoras. Concluyendo podemos decir que, una definición en la dominancia ocular puede ayudar a los niños disléxicos a aprender a leer y a mejorar su capacidad lectora.

La Dislexia y la visión periférica

Estudios recientes tratan la relación entre las áreas parafoveales o periféricas y la lectura. Existen diferencias en relación a su visión periférica entre los lectores disléxicos y los normales, dando lugar a una calidad de percepción diferente entre estos dos grupos. La lectura educativa es foveal, por consiguiente y tras numerosos estudios la estrategia visual tanto de disléxicos como de lectores normales, consiste en suprimir la información que no es apoyada por la proyectada en la fóvea. Aquella información que no tiene la suficiente definición debido a una menor agudeza visual, no será aceptada y será susceptible de ser suprimida, utilizando únicamente la información con una mayor agudeza visual.

La agudeza visual se degrada continuamente desde la fóvea hasta la periféria. Entonces, el sujeto disléxico tendrá una más alta tasa de enmascaramiento visual para los estímulos cercanos a la fóvea, justo lo contrario de lo que ocurre con los lectores normales y dado que la lectura debe ser foveal, esta práctica actuaría reforzando el trastorno de los disléxicos.

Concluiremos diciendo que al proyectar estímulos en áreas periféricas de la retina en los sujetos disléxicos, las respuestas eran significativamente más altas que las de los lectores normales, tanto a 7,5º,10º o 12,5º de excentricidad. Sin embargo, cuando se presentaba el estímulo próximo al punto de fijación foveal, 2,5º, la respuesta de los lectores normales era más elevada que la de los disléxicos. La mayor diferencia se situaba en el intervalo de 5º a 7,5º, a este nivel de excentricidad el porcentaje de aciertos de los sujetos normales disminuía cuantitativamente, mientras que en los disléxicos era poco apreciable.

La dislexia y la fijación visual

Si evaluamos los efectos del contraste, la duración del estímulo, y la frecuencia espacial, sobre la persistencia visual en los dos grupos de niños disléxicos y normales, en la presentación de dos estímulos separados temporalmente 75 milisegundos, los resultados demuestran que los disléxicos tenían una mayor duración en su fijación visual para las bajas frecuencias espaciales, mientras que para las altas frecuencias era menor. La reducción del contraste en los sujetos disléxicos hacía aumentar la fijación visual en bajas frecuencias espaciales pero disminuía en las altas. Y la duración del estímulo en ambos grupos a medida que este aumentaba, disminuía la fijación. En los lectores normales las variaciones de contraste apenas son significativas. Como conclusión diremos que existen diferencias en los procesos visuales básicos entre lectores normales y disléxicos, y que esta diferencia puede estar relacionada con el funcionamiento y la dominancia de los canales de baja frecuencia espacial de la visión periférica.

Estudios realizados manifiestan que existen diferencias entre el grupo de disléxicos y de lectores normales en cuanto a la sensibilidad al contraste a través de todas las frecuencias espaciales. Breitmeyer y Ganz han argumentado que la rapidez de actuación de los canales de baja frecuencia sirve para transmitir la información desde la periferia, facilitando la identificación parcial de la información y sirviendo de guía y ayuda en el control de los movimientos oculares. Una alteración de los movimientos oculares en los disléxicos podrían justificarse por un mal funcionamiento de estos canales de baja frecuencia, lo que dificultaría al disléxico la necesaria anticipación del movimiento ocular subsiguiente y la aparición por tanto de movimientos regresivos que pretenden refocalizar el objeto o texto.

La dislexia y la diferencia entre el procesamiento

La dislexia y la diferencia entre el procesamiento y la velocidad de codificación

Los disléxicos tienen una tasa más lenta de procesamiento de la información visual, por lo que podría suponerse que la naturaleza secuencial de los procesos de lectura puedan producir una sobretasa de estimulación en el sistema del disléxico produciéndose una aglomeración o una degradación en uno o más niveles de procesamiento. Esta mayor lentitud en el procesamiento de la información visual han sido relacionados con la presencia de movimientos oculares alterados.

En definitiva, existen datos suficientes como para ligar factores tales como los movimientos oculares, la fijación visual o la velocidad de procesamiento al problema disléxico.

Bibliografía F.J. Martos

Universidad de Granada